Bicilogística en América Latina
Un espacio para conversar de nuestro patrimonio e imaginar su futuro en las ciudades
Iniciamos el año pedaleando una bicicargo y hablando de bicilogística en nuestro Twitter Space “Bicilogistica en América Latina”. Contamos con la presencia de cinco invitadas provenientes de México, Chile y Colombia que desde la academia, el emprendimiento y la consultoría conocen de primera mano este tema. Así mismo contamos con el ganador de proyecto LAP, Cargoexperiencia, don José Norberto quien, aunque es colombiano, fue la cuota peruana de esta ocasión y muchas otras personas que se unieron durante esta conversación que se extendió más de una hora, y donde se compartieron distintas opiniones, experiencias y aprendizajes que resumimos brevemente a continuación.
El motor de la bici, el cuerpo
Como muchas actividades, la bicilogística está mediada por el cuerpo, y es aquí donde los modelos de negocio y la prisa con la que viven las ciudades pueden en ocasiones llevar a extremos ese “poner el cuerpo”, como le llaman. Por lo que reconocer las diversas corporalidades, la relevancia del autocuidado y sobre todo el reconocimiento de quién trabaja en bicilogística son importantes para asegurar unas condiciones dignas bajo las cuales llevar a cabo esta actividad. Labor que individuos y organizaciones como el Sindicato Nacional de Trabajadores de Aplicaciones por Colombia realizan esfuerzos por que se reconozcan dichas condiciones laborales.
Aunque no es una tarea fácil ir contra los modelos de negocio que cada día priorizan más la inmediatez a través del ahorro de tiempo y recursos, organizaciones y pequeñas empresas de mensajería adelantan acciones en este sentido. Dentro de estas se cuentan eliminar la velocidad de la propuesta de valor priorizando la confiabilidad en su servicio y calidad. Se tiende a suponer que en bicicleta todo es más rápido, así que la corresponsabilidad del cliente es necesaria y esta se construye educándolo porque es preferible la planificación a la prisa, pues así se mejora la calidad y se reducen los factores de riesgo a los que se exponen los mensajeros, cuidando sus cuerpos y cambiando la manera en la que se valora o califica su trabajo.
Las actividades comerciales relacionadas con bicilogística en muchas ocasiones son de jornadas laborales más extensas comparadas con otras ocupaciones. Esto afecta al cuerpo que finalmente es el motor del vehículo. En consecuencia, la alimentación es la fuente de energía con la que este se mueve, por lo que existen varias alternativas para asegurar el autocuidado en este aspecto: por ejemplo, Ecoliga Chile apoya el autocuidado de sus mensajeros, poniendo a su disposición proteína, frutos secos, bebidas isotónicas, entre otras. Esto eso acompañado con el cuidado de la duración de las jornadas a través de una buena programación de los pedidos y la logística de estos, así como una sinceridad en los tiempos de entrega y una coordinación entre cliente y negocio/mensajero.
El vehículo
Si bien el cuerpo es el motor, los vehículos también son importantes en esta labor, yendo desde las bicicletas con adaptaciones como parrillas, tráileres o modificaciones como instalar el manillar/ manubrio de tal manera que permita controlar la bicicleta y llevar carga en él, hasta bicicletas diseñadas y manufacturadas para esta actividad como lo son las bicicletas de carga presentes en los países de América Latina desde hace muchos años y que hacen parte del paisaje de nuestras ciudades.
Dentro de esta variedad también se cuentan las bicicletas tipo Long John y similares que son comunes en países europeos y que cada día son más comunes en nuestro contexto, debido en gran parte al surgimiento de manufactureras locales, lo que facilita finalmente encontrar una amplia diversidad de vehículos que no solo responden a la actividad sino que también se configuran según las necesidades de quienes las usan. Aquí podrán ver una muestra de imágenes que nos compartieron durante la conversación.
Paralelamente, y aunque durante la conversación se mencionó el rol de las mujeres que se dedican a la bicilogística, también se reflexionó sobre cómo las empresas a través de sus prácticas, formas de contratación y tabúes favorecen más la presencia de hombres en este oficio. Esto cuando, al igual que con otros vehículos, se ha demostrado que las mujeres tienen un mayor cuidado y que también son capaces de realizar actividades como estas, en este aspecto se reconoce que muchas mujeres dedicadas a la bicilogística lo realizan de forma independiente y en algunos casos han logrado constituir redes entre aquellas que se dedican a esta labor.
Como las prácticas en bicicleta son tan diversas, se habló brevemente de otras formas de logística en bicicleta que no están mediadas por una generación de ingresos o actividad comercial, como Biciminga, la cual está orientada desde y para la cooperación, donde a través de la unión de varias personas y haciendo uso de sus bicicletas de carga se gestionan las mudanzas de las y los vecinos (si te interesa saber más ingresa aquí). Finalmente, se hizo referencia a aquella logística que hace parte de la vida diaria, el transporte de niñas y niños, tema que nos emociona y al que decidimos darle su propio espacio en una próxima versión de estos encuentros, donde hablaremos de maternar y paternar en bici.
Lo que sigue
Esto no termina aquí. Nuestra serie de conversaciones continúa y el 16 de febrero tendremos el space sobre Normativas bici en América Latina.
También: decidimos continuar la conversación sobre bicilogística con nuestras invitadas e invitados especiales del space, y en un próximo boletín compartiremos más de todo lo que nos dijeron.